La dieta es un aspecto crucial de nuestra salud, y cada vez se está volviendo más evidente que lo que comemos puede tener un impacto profundo en nuestra longevidad y bienestar. Sin embargo, las recomendaciones dietéticas a menudo han estado plagadas de controversia y confusiones, con consejos cambiantes y a veces contradictorios. Este estudio proporciona una perspectiva más clara y global sobre cómo la dieta puede afectar nuestra salud.

El estudio abarcó una combinación de datos de cuatro estudios prospectivos de cohortes grandes e internacionales provenientes de 80 países, y dos estudios de casos y controles de 62 países. En total, se incluyeron 244,597 individuos, entre los cuales se registraron casi 50,000 eventos. La diversidad geográfica de los participantes del estudio es notable, ya que se incluyeron datos de todos los continentes habitados, lo que otorga a los hallazgos una relevancia global.

En el corazón del estudio, se encuentra el denominado «PURE healthy diet score«, que se asoció con un riesgo significativamente más bajo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad. Este puntaje incluye alimentos que ya se conocen por ser saludables (como frutas, verduras, legumbres, nueces y pescado), pero también incluye un elemento que no se considera en otros puntajes de dieta: los lácteos enteros.

El estudio encontró que las personas que comen una dieta rica en frutas, verduras, nueces, legumbres, pescado y productos lácteos enteros tienen menos riesgo de morir por enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares. Esto sugiere que una dieta saludable es una que incluye una variedad de alimentos naturales, en lugar de centrarse en un pequeño número de categorías de alimentos.

Algunos ejemplos específicos de alimentos saludables o protectores

  • Frutas: manzanas, naranjas, bananas, uvas, fresas, frambuesas, arándanos, etc.
  • Verduras: brócoli, zanahorias, papas, tomates, pepinos, cebollas, ajos, etc.
  • Nueces: almendras, nueces de Brasil, nueces de cacahuate, nueces pecanas, nueces de macadamia, etc.
  • Legumbres: frijoles, lentejas, garbanzos, habas, etc.
  • Pescado: salmón, atún, bacalao, sardinas, etc.
  • Productos lácteos enteros: leche, yogur, queso, etc.

Cambio de mentalidad global

Los hallazgos del estudio sugieren que las políticas de nutrición deben centrarse en promover una dieta saludable que incluya una variedad de alimentos naturales. Aunque algunas recomendaciones dietéticas nuevas han sido revisadas para reflejar esta nueva evidencia, las acciones de la industria y las políticas públicas aún no se han actualizado, puesto que deben centrarse en promover este tipo de dieta saludable.

El estudio resalta la necesidad de un cambio en las políticas de alimentación para mejorar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos naturales saludables, especialmente en países con ingresos más bajos. Esto supone un cambio importante en la forma en que se han venido planteando las políticas de nutrición, enfocándose no solo en la reducción de ciertos nutrientes, sino también en el aumento de ciertos alimentos protectores.

Conclusión del estudio

Tras un análisis exhaustivo de los datos de seis grandes estudios internacionales que incluyeron a más de 244,000 individuos de 80 países diferentes, este estudio ofrece resultados significativos que cuestionan algunas creencias actuales sobre nutrición y salud. Pero más importante aún, plantea una perspectiva esperanzadora para mejorar la salud a nivel mundial, especialmente en aquellos países con menor ingreso.

Las conclusiones de este estudio muestran que una dieta rica en frutas, verduras, nueces, legumbres, una cantidad moderada de pescado y productos lácteos enteros se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad en todas las regiones del mundo. Este patrón de dieta, caracterizado por su diversidad y moderación, resalta la importancia de los alimentos naturales y nutritivos en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades.

Lo más interesante es que estas asociaciones son particularmente fuertes en países de bajos ingresos, donde la ingesta de estos alimentos nutritivos es menor. Esto sugiere que un nivel inadecuado de consumo de alimentos saludables clave puede ser un problema más grande que el consumo excesivo de ciertos nutrientes o alimentos, como las grasas saturadas o los lácteos y carnes enteros, para la mortalidad y el riesgo de enfermedades cardiovasculares en todo el mundo.

El error de la grasa Saturada

Además, cabe destacar que este estudio contradice la creencia predominante de que la grasa saturada, a menudo presente en los lácteos enteros, debe limitarse en la dieta. De hecho, el análisis de este estudio sugiere que las recomendaciones dietéticas actuales que limitan la ingesta de grasa saturada y lácteos en muchas poblaciones del mundo pueden no estar justificadas, especialmente dado que la ingesta de grasas, y especialmente de grasa saturada (es decir, productos lácteos enteros), es baja entre las personas con la puntuación de dieta más baja.

Este estudio propone una solución potencialmente efectiva y alcanzable para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad en todo el mundo, simplemente enfocándonos en promover el consumo de alimentos naturales y nutritivos en la dieta diaria, en lugar de limitar ciertos alimentos. Aunque es necesario investigar más y adaptar estas recomendaciones a contextos específicos, los hallazgos de este estudio resaltan la importancia de seguir una dieta equilibrada y diversa para mejorar la salud cardiovascular y reducir la mortalidad, especialmente en regiones donde estos alimentos saludables son menos consumidos.

Por tanto, este estudio proporciona una nueva perspectiva sobre la dieta y la salud cardiovascular. Sugiere que una dieta rica en frutas, verduras, nueces, legumbres, una cantidad moderada de pescado y productos lácteos enteros se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad en todas las regiones del mundo. Este patrón de dieta, caracterizado por su diversidad y moderación, resalta la importancia de los alimentos naturales y nutritivos en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades.

Estos hallazgos son esperanzadores, ya que sugieren que hay una solución relativamente simple para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad. Al enfocarnos en promover el consumo de alimentos naturales y nutritivos en la dieta diaria, podemos mejorar nuestra salud y reducir el riesgo de enfermedades graves.